Donde uno puede encontrar desde una pieza de un cochecito hasta una amistad perdida

lunes, 28 de mayo de 2012

una despedida... o no

Siempre me habían dicho (o la había imaginado yo y no me acuerdo) que las despedidas son una pequeña puerta a un encuentro aún mayor y que la gente que conocemos en el camino siempre te aporta algo nuevo que se queda en lo más profundo del corazón (si realmente el corazón entendido como tal existe). He conocido un montón de gente (marabunta es una palabra que resulta más adecuada en esta circunstancia) y mi tela de recuerdos no es muy grande, quizás porque soy una insensible o porque pienso que la vida es "pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar" como dijo el gran poeta sevillano y esos caminos en el mar siempre acaban difuminándose y es por eso que mi pequeña red de recuerdos no es tan grande (o porque mi corazón es pequeñito, nunca lo sabremos) pero ahora que está a punto de acabar una etapa de mi vida y comenzar una nueva y esta etapa anterior me ha marcado tanto, he decidido que mi huequito de recuerdos crezca un poco más para que quepan todas estas personas con las que he tenido oportunidad de vivir grandes experiencias y se queden siempre ahí, recordándome que una vez estuvieron y que, si yo quiero, volverán a estar.

Reencuentros

Tras casi dos años sin actualizar el blog se puede decir que es un momento de reencuentros... reencuentros conmigo misma por decidir mantener de nuevo a flote este pequeño proyecto que hace dos años decidí empezar y reencuentros con todos esos blogs que me siguen y sigo y han seguido su curso sin esperarme aunque me había quedado atrás... he vuelto... y esta vez para quedarme.

jueves, 21 de octubre de 2010

Nebulosa

Aquel día todo me parecía borroso: el contorno de las figuras, las imágenes de la tele, incluso el afecto de las personas que yo creía cercanas me parecían figuras de niebla.

Intenté levantarme y no podía. Mis piernas emitían quejidos silenciosos y se negaban a responder, y en el fondo yo tampoco tenía mucho interés en que me obedecieran; prefería hundirme cada vez más. Era más cómodo.

Hubo alguna vez en que todo era más nítido, mi trabajo era más nítido, mi familia tenía colores claros y definidos, incluso esa bola de pelo que ladraba parecía estar hecha de finas líneas de tinta en vez de manchurrones de pintura.

Todo cambia visto a través del cristal de una botella de Whiskey.

martes, 8 de diciembre de 2009

Frívolas cenicientas

Cenicienta perdió su zapato y con él su frivolidad. Se dio cuenta de que vivía en un mundo demasiado interesado por la materialidad de las cosas y que además concedía mucha importancia al aspecto físico.
Dejó de interesarse por absurdos bailes y por príncipes encantadores, abandonó a su madrastra, se unió a un sindicato y la demandó por tenerla en condiciones de esclavitud que violaban los derechos humanos.
Definitivamente es mejor dejar las cosas tal y como estaban.

lunes, 7 de diciembre de 2009

brilla o no brilla

una aguja, brilla
un tape de botella, no brilla
un anillo, brilla
un reloj, brilla
un cigarrillo, no brilla
Que ajetreada la vida de una urraca

sueños de papel

A veces sueño que vuelo alto impulsada por corrientes de aire que me guían y me llevan de un lado a otro a recorrer el mundo. A veces sueño que los pájaros me regalan sus cantos y me invitan a acompañarlos con mi melodía, pero estoy muda y soy muda. A veces simplemente sueño, no importa con quién o con qué.
Pero los sueños de papel se deshacen con el agua

jueves, 26 de noviembre de 2009

Como la vida misma

Siempre he creido que mi vida era como una gran función de teatro en la que yo era el actor principal y a la vez el genio creador.
Mis noches de soledad eran monólogos extensos sobre el sentido de la vida acompañados de un vaso de Whisky y un cigarrillo a medio consumir; mis días en sociedad eran comedias realistas o dramas cotidianos en los que me rodeaba de personajes secundarios sin ningún valor.
No obstante ya se acerca el acto final, el momento álgido en el que todo da un giro y se precipita hacia el final.
Mis pies me conducen hacia el teatro. Mi obra favorita, La gaviota de Chéjov. Me siento en la butaca, estoy algo nervioso pero siempre me ha gustado ese nerviosismo previo antes de salir a escena, significa que sientes el contacto con el público.
Por fin salgo al escenario. El público me mira asombrado, está fascinado con mi actuación. Se acerca el momento cumbre de mi personaje y eso me produce la tan esperada subida de adrenalina.
Un único disparo.
Se baja el telón