Aquel día todo me parecía borroso: el contorno de las figuras, las imágenes de la tele, incluso el afecto de las personas que yo creía cercanas me parecían figuras de niebla.
Intenté levantarme y no podía. Mis piernas emitían quejidos silenciosos y se negaban a responder, y en el fondo yo tampoco tenía mucho interés en que me obedecieran; prefería hundirme cada vez más. Era más cómodo.
Hubo alguna vez en que todo era más nítido, mi trabajo era más nítido, mi familia tenía colores claros y definidos, incluso esa bola de pelo que ladraba parecía estar hecha de finas líneas de tinta en vez de manchurrones de pintura.
Todo cambia visto a través del cristal de una botella de Whiskey.
Mundo mudo
Hace 8 años